Todas las noches poéticas en la Semana Negra, tienen magia. En esta ocasión, fue especial. Para todos aquellos asiduos a este recital nocturno se unieron varios factores: la siempre presencia de un público entregado que llenó por completo la Carpa de Encuentros, la participación en la misma de Sabina, Luis García Montero y José Emilio Pacheco y como no Ángel González en la mente y alma de todos los presentes.
El reto dialéctico lleno de ingenio y complicidad a cargo de dos grandes amigos fue el comienzo de un gran recital. Sabina y García Montero mano a mano dieron paso al poeta mexicano José Emilio Pacheco, uno de los grandes poetas de lengua española en la actualidad.
No faltaron las anécdotas en esta noche que comenzó como siempre a la 1:00 de la madrugada, buena hora para congregar a un público ávido de escuchar poesía. Al poeta mexicano le molestaba la luz de frente para ello pidió un sombrero, rápidamente se subsanó la situación con una chica del público que le cedió amablemente su sombrero de paja rojo.
Las poesías algunas llenas de ironía y otras de sentimiento fueron alternándose en cada una de las tres voces.
Para finalizar una hora y media más tarde, con un público que aún quería mucho más, Luis García Montero le pidió a sabina que acabase con la canción que este último le compuso a la Semana Negra. Y como no, el estribillo fue coreado por todo el público.
La noche acabó, en esta ocasión, con un grupo de amigos todos ellos participantes en la Semana Negra, en la terraza del Hotel Don Manuel, pero esta vez sin público.
Esto es un buen ejemplo para demostrar a los incrédulos que cualquier momento es bueno para escuchar poesía de calidad.
Americo Appiano
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